Por Stella Tunzi
El amor de cuento
Se acerca San Valentín y es difícil no asociar este día al amor de cuento o de película, esa idea de que existe una persona destinada a estar con nosotros, y que una vez la encontremos encajará a la perfección con lo que esperamos, y en ese momento nuestra vida será maravillosa y viviremos felices para siempre.
Puede que muchos no creamos exactamente ésto, pero es difícil no caer en tópicos como que el amor todo lo puede, o no haber interiorizado parte de ese mensaje. La realidad es bien distinta: esas expectativas tan altas en el amor y la pareja nos provocan a veces un gran sufrimiento y en realidad son más dañinas que el peor villano del cuento.
Ojalá no fuera así, pero el amor no lo puede todo, de hecho hace ya bastantes años que la mayoría nos emparejamos por amor y el índice de rupturas ha ido creciendo. Tampoco se trata de caer en el pesimismo, mantener una relación sólida y feliz es difícil, pero eso no quiere decir que sea imposible, sino que requiere esfuerzo y no es algo que se mantenga por arte de magia.
El amor desde un punto de vista realista
Algunos autores plantean que precisamente el paso del tiempo y la consolidación de la relación son enemigos del amor, porque a medida que conocemos a nuestra pareja ya no existe interés por conquistarla. Además descubrimos que no es tan perfecta y encima la propia relación pierde la emoción de la novedad. Esto es así, pero no sólo nos une la novedad o la idealización del otro, porque si es así volveríamos a caer en esa idealización del amor, conocerse y descubrir quién es el otro y superar esas etapas juntos sirve para consolidar la relación.
Además existen formas de seguir alimentando la novedad, lo mejor es tener una mentalidad abierta a nuevas experiencias, eso favorecerá el que siempre podáis aprender el uno del otro. La idea es seguir manteniendo esa actitud que tenemos al principio de la relación, el reto de seguir descubriendo quién es el otro y no dar por descontado que ya está todo hecho, aunque la relación se haya consolidado. Tratad también de sorprender a vuestra pareja, no se trata de regalar flores a diario, sino de tener esos pequeños detalles que había al principio de conocerse.
Otro punto que caracteriza a la mayoría de las parejas felices es que siguen expresando lo que sienten, detalles como cogerse de la mano, abrazarse, incluso conectar mirándose a los ojos fijamente. Son cosas habituales al inicio de la relación y que suelen perderse con los años. Aunque parezcan gestos insignificantes no lo son, es difícil que se mantenga el amor si no lo demostramos.
Otra cuestión relevante es la complicidad, esa sensación de que sólo el otro conoce el significado de lo que dices, de que a veces no necesitas ni hablar porque te entiendes al vuelo. No es magia, la complicidad se cultiva a base de confianza y de compartir experiencias, pero también buscando un lenguaje común, o incluso códigos secretos para decirse las cosas.
Hacer cosas nuevas juntos y compartir experiencias es positivo para la relación, pero no se trata de caer en el “sin ti no soy nada” . Tan importante como el tiempo en común es que tengáis vuestro espacio propio y no se fomente una dependencia de la pareja.
La importancia de conectar con el otro
En cuanto a la comunicación, es importante darse cuenta de que por más que te quiera, no tengo por qué estar de acuerdo en todo. Discutir es normal, lo que diferencia a las parejas en crisis de las que tienen una relación satisfactoria no es lo mucho o poco que discuten, sino cómo resuelven esos conflictos. Si aunque no estéis de acuerdo, os escucháis y demostráis que aceptáis lo que el otro os expresa, ese conflicto no afectará a la relación y en un futuro se mantendrá la confianza para poder expresar tanto deseos, como desacuerdos. Sí, para eso es importante poder ponernos en el lugar del otro, e intentar no estar centrados solo en nuestras necesidades o en querer tener razón. Una relación no es una competición.
Si no intento conectar con lo que siente mi pareja cuando algo en la relación le molesta, perderemos los dos.
Para fomentar esa actitud en los desacuerdos nos interesa dedicar tiempo a comunicar en el día a día, muchas veces no es fácil por falta de tiempo y porque la inercia de las rutinas no deja espacio, pero es importante no perder la costumbre de interesarte por el día que ha tenido tu pareja.
Pero por encima de todo, creo que la expectativa que más limita cualquier relación es cargar a nuestra pareja con la responsabilidad de que nos haga felices y transforme nuestra vida, nadie puede superar esa expectativa a largo plazo. La felicidad depende de uno mismo, nuestra pareja nos puede apoyar, ayudar, animar, acompañar… pero sentirnos satisfechos con nuestra vida es un trabajo personal que no podemos exigir que haga otro, por mucho que nos quiera.
Como casi todo lo importante, la vida en pareja no es un camino fácil, como la propia vida, pero es una decisión nuestra hacer que merezca la pena.
Autor: Stella Tunzi Gutiérrez
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Miembro del equipo del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra
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