LOS MIEDOS INFANTILES

Por Mª Carmen Gay

¿Qué es el miedo?

El miedo es una respuesta natural a los sucesos que amenazan la seguridad personal. De hecho el miedo es una reacción de adaptación vital para evitar peligros. En los niños protege para que no realicen conductas que podrían ser peligrosas para ellos como irse con un desconocido, acercarse a un lugar demasiado alto o que acaricien a un animal peligroso.

Los miedos Infantiles

Los miedos infantiles, sin embargo, también ocurren sin un estímulo amenazante y debido al desarrollo cognitivo es frecuente que los niños tengan miedo a fantasmas, a quedarse solos por la noche en su habitación, a los ladrones o a animales que han visto en los cuentos.

Los miedos infantiles son de carácter evolutivo y coinciden con unas determinadas etapas de su desarrollo biopsicosocial.

Los más frecuentes son:

-Durante el primer año: estímulos bruscos, grandes ruidos, nuevas situaciones, personas extrañas, a la separación.

-Entre los 2 y 5 años: a los animales, lo desconocido, al médico, a las alturas, las tormentas, la oscuridad.

-Hacia los 6 años: aparecen los miedos a seres fantásticos como brujas y monstruos, a accidentes, a perderse, a que pase algo malo a papá y mamá, a dormir solo.

-A partir de los 7 años: pueden aparecer miedos relacionados con acontecimientos cotidianos como los que tienen que ver con el rendimiento académico, no ser aceptado por sus compañeros...

A medida que el niño va creciendo y tiene un mayor desarrollo cognitivo, entiende mejor como funciona su mundo y también aprende a través de las experiencias a comprender las cosas que son peligrosas y las que no.

Los miedos infantiles aunque son normales, es una respuesta psicofisiológica que implica una activación fisiológica y estados emocionales desagradables. Por lo que si se dan de manera continuada e intensa pueden alterar la conducta y comportamiento del niño creando inseguridad y angustia.

¿Cómo ayudar a dominar y superar estos miedos?

QUÉ NO HACER

-Reaccionar excesivamente ante los temores del niño con alarma, extrañeza.   

-Hacer burla, críticas o comentarios a otras personas delante de él.

-Forzar al niño a que se enfrente de repente con la situación que le produce temor.

-Castigarle por sus miedos, pues ello, podría aumentarlos y disminuir la confianza en sí mismo.

QUÉ HACER

-Mostrar cariño y comprensión. Un apoyo incondicional hace que el niño se sienta seguro y ayuda a calmar lo que le inquieta.

-Validar esa emoción y tratar de explicarla adaptándonos a su edad.

-Mostrar empatía, transmitir que le entendemos, que sabemos que lo pasa mal y que nosotros también a veces tenemos miedo.

-Observar qué es exactamente a lo que tiene miedo. ¿Es un miedo lógico para su edad? Hablar con él y analizar sus respuestas. Conocer el grado de temor que le produce y cómo le afecta.

-Animarle a que se vaya enfrentando adecuadamente a los temores de forma gradual y reforzar sus intentos y avances.

-Darle confianza acerca de que podrá superarlo con el tiempo.

-Enseñarle estrategias para enfrentarse adecuadamente a los miedos, como decirse a sí mismo cosas agradables, respirar profundamente, relajarse, etc.

-Utilizar juegos y juguetes para desensibilizar al niño ante determinadas situaciones, por ejemplo, hacer juegos del escondite con la familia si tiene miedo a la oscuridad, dibujar brujas y fantasmas añadiendo algún elemento gracioso, contar juntos la historia de lo que le da miedo y cambiarla, cantar una canción añadiendo aspectos de humor...

Estos miedos evolutivos suelen ir reduciéndose con el apoyo de los padres. Pero si se mantienen con respuestas de ansiedad intensa y evitación de conductas adecuadas a su edad habría que consultar para su tratamiento con un profesional.

Autor: Mº Carmen Gay San José
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Miembro del equipo del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra

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