HACER TERAPIA NO ES DE DÉBILES

Por Rocío Pescador

¿Por qué la mayoría de nosotros pensamos que acudir a terapia es un signo de debilidad?

Son múltiples los casos que nos llegan a consulta en los que podemos evaluar una cierta cronicidad en la sintomatología de la persona, lo que hace que tanto la motivación al cambio como el tratamiento sean más dificultosos. Los profesionales que nos dedicamos a la salud mental sabemos muy bien de qué estamos hablando aquí. Y también conocemos que la cronificación no es un buen predictor en el tratamiento psicoterapéutico.

¿Esta cronicidad depende de la persona?

El problema no está en la persona, sino en el tiempo que a esa persona le llevan acompañando esos síntomas, eligiendo dar el paso para pedir ayuda cuando ya se ha convertido en una situación insoportable en el día a día con un alto contenido de sufrimiento. Es entonces, cuando sintiéndose que "está al límite" decide hacer tratamiento.

Me pregunto por qué cuando nos duele la garganta acudimos al médico para que nos de un remedio, nos explore..., o cuando nos duele la espalda visitamos al fisioterapeuta... pero no nos comportamos de la misma manera si nos duele algo relacionado con lo emocional. Aquí la figura del psicólogo nos asusta y creemos que ponernos en contacto con ese profesional es de ser flojos, débiles... porque no hemos dado nosotros mismos con la solución. ¿Acaso somos Psicólogos?. ¿Es de débiles que nuestro médico nos explore y nos recete un jarabe porque no hemos conseguido saber qué le pasa a nuestra garganta y cómo podemos curarla?.

¿Cómo sentir que somos fuertes?

Es más común de lo que creemos que muchas personas sientan que pedir ayuda psicológica supone dejar de ser fuertes al no haber podido ellos solos con ello, con esa herida emocional, con ese momento, con esa circunstancia... sin embargo, es muy importante entender que todos necesitamos de todos, que el ser humano es dependiente por naturaleza y asumir ésto nos va a colocar en una postura más fuerte.

Cuando nos sometemos a pruebas físicas, tratamientos, como aquel jarabe para la garganta, que en ocasiones requieren dolencias o incomodidades, sabemos que si no caminamos en esa dirección no nos vamos a curar y que aunque el proceso nos nos guste demasiado tiene un único fín: la cura. De la misma manera, si no nos enfrentamos a mirar dentro de nosotros para explorar y entender, aunque el proceso no sea fácil y resulte costoso, no podemos llegar a la sanación mental que es donde realmente reside la fortaleza.

Autor: Rocío Pescador García
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Directora y Fundadora del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra

1 comentario

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    Hace 20 horas

    Laura

    No no lo creo así, pero sí que solo ayuda a los débiles o a las personas que ya van muy predispuestas.
    Y depende del motivo de la terapia, ante desgracias graves dudo mucho que ayude; porque se basa en la autocrítica, y cuando alguien ha vivido una injusticia o una desgracia no puede ni debe hacerse responsable de ella.

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