"BLACK FRIDAY" COMPRANDO EMOCIONES

Por Stella Tunzi

¿Cuál es el origen de este famoso día?

Hace ya unos años que el mes de noviembre se ha convertido en un mes de descuentos y rebajas, Black Friday, cibermonday y últimamente el día del soltero. Esto hace que muchos empiecen a comprar ya desde noviembre y continúen a lo largo de diciembre.

El origen de algunas de estas rebajas y del más popular el Black Friday se encuentra en Estados Unidos. El día después de "Acción de Gracias", viernes, es festivo, así que muchas personas aprovechan que el comercio abre para adelantar las compras de Navidad, y suele haber rebajas para incentivar el consumo.

Hay muchas explicaciones sobre por qué se le empezó a llamar viernes negro, sólo voy a dar un par de ellas. Una se centra en que tras un año de pérdidas y números rojos en muchos comercios, por fin llegaron los beneficios en este día y los números “negros”. Otro origen estaría en el término que usaba la policía de Filadelfia para describir el tráfico que se formaba en la ciudad, ese viernes después de la reunión familiar por excelencia.

Sea cual sea su origen, los comercios llevan años sumándose a esta iniciativa y llamando nuestra atención. Al tiempo que surge el impulso de comprar, también aparece la idea de consumir de modo responsable.

El marketing  y la Psicología

No olvidemos que el marketing tiene cada día más en cuenta la psicología a la hora de desarrollar las campañas de los diferentes productos, y la adopción del Black Friday, va en esa línea.

La idea de las ofertas y rebajas busca ni más ni menos que generar en nosotros una motivación para acudir a las tiendas. Sería interesante tomar conciencia de cómo hemos asociado el Black Friday a la idea de un momento para comprar, y sobre todo, con la sensación de “oportunidad” y de grandes descuentos. 

En principio, aunque haya una estrategia de venta detrás, todos saldríamos ganando, comerciantes y compradores. El problema puede venir para aquellas personas que entran en la espiral de empezar a comprar con las ofertas de noviembre, y continúan hasta las de febrero. O cuando  has salido pensando que necesitabas un abrigo, y vuelves con tres pares de jerséis, un vestido y unas zapatillas, que por supuesto no eran necesarias.

¿Qué nos sucede?

Una vez más las marcas tiran de muchas estrategias psicológicas para conseguir impulsarnos a comprar. Una muy clásica te la suelen ofrecer los vendedores en muchas tiendas, cuando al adquirir un producto te sugieren que te lleves otro igual, o parecido con los famosos ”si te llevas dos te descontamos”.

Creo que todos nos hemos llevado un par de cosas, cuando sólo queríamos comprar una. En ese caso nos dejamos llevar por el engaño de que llevándome dos estoy ahorrando, cuando en realidad, si sólo quería una y no me iba a comprar dos, estoy gastando más en algo que  en principio no lo habría hecho.

Nada nos empuja más a comprar que el pensar que algo es muy barato, ahí nos cuesta mucho pensar si de verdad necesitamos algo, curiosamente lo hacemos desde la idea de ahorro, y ahí a veces perdemos la perspectiva de si realmente queremos o necesitamos lo que vamos a adquirir.

Resolviendo emociones

No siempre decidimos de modo tan lógico como se podría creer. De hecho, en marketing se sabe que muchas de nuestras decisiones se toman desde nuestras emociones, y desde las asociaciones que hemos hecho. Esto explica por ejemplo, la preferencia de muchas personas por unas marcas determinadas, que se asocian a emociones como la felicidad o el bienestar.

Si prestamos atención, las grandes marcas diseñan cada vez sus campañas tratando de generar una emoción en nosotros, emoción que asociamos al producto y que nos hace preferirlo a otro, no desde la lógica, sino desde lo que creemos que sentiremos al tenerlo. Es el llamado branding emocional, y cada vez tiene más peso a la hora de vender.

Si muchas veces nuestra decisión de comprar no va acompañada de una reflexión, es obvio que a veces lo que nos impulsa a comprar es el tratar de resolver alguna emoción negativa. Sin embargo, es cierto que a veces el hecho de darnos un capricho es positivo, nos puede ayudar a sentir un cierto bienestar y no deja de ser una forma de autocuidado y de cuidar a otros.

Pero es importante no dejar por eso de escuchar lo que necesitamos de verdad a nivel emocional, seguramente si nos atrevemos a mirar dentro de nosotros, nuestra tristeza no se alivia sólo con un móvil, nuestros miedos no se esfuman por tener unas zapatillas que prometen hacernos volar, ni nuestra rabia se pasa dentro de ese abrigo nuevo tan bonito. En el fondo comprar sólo es una distracción que “tapa” la emoción por un tiempo.

Así que, a parte de ver las ofertas y rebajas este Black Friday, si os notáis que estáis comprando porque os sentís mal, ¡no os olvidéis de mirar dentro de vosotros y descubrir qué necesitáis hacer en realidad!

Autor: Stella Tunzi Gutiérrez
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Miembro del equipo del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra

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