Por Stella Tunzi
La Psicooncología es una rama de la psicología que se ocupa tanto de la prevención de las enfermedades oncológicas, como de la intervención para apoyar a pacientes con cáncer y sus familiares, durante cualquier etapa de la enfermedad.
Cada año se diagnostican más de 200.00 nuevos casos de cáncer en España. La alta incidencia de esta enfermedad, la ansiedad que genera y la importancia de la motivación y el estado de ánimo durante el tratamiento, hicieron que surgiera la inquietud por buscar el modo de ofrecer el mejor apoyo psicológico a los pacientes oncológicos. De ahí nace la Psicooncología.
Porque, aunque hay cosas que no vamos a poder cambiar, es muchísimo lo que se puede hacer para ofrecerle al paciente herramientas para sentirse mejor, y también para prepararle para afrontar lo mejor posible cada fase a nivel psicológico.
No es necesario haberlo vivido en primera persona para entender el impacto emocional que supone la noticia de que tenemos un tumor maligno, no solo para el que lo padece, sino para todo su entorno.
Y es que, lo habitual es que sintamos que de algún modo nuestra vida ha dado un vuelco, puede que incluso nos cueste hacernos a la idea y nos parezca que en cualquier momento vamos a despertar de esa pesadilla. A parte, se nos plantean montones de preguntas como: ¿Me curaré? ¿Y si me muero? ¿Aguantaré el tratamiento?
Desde el momento del diagnóstico se nos presentan muchas incertidumbres, sobre los tratamientos y sus efectos secundarios, sobre si podremos continuar con nuestra vida normal, sobre nuestro estado físico, y por supuesto, sobre la evolución de la propia enfermedad. Además, dependiendo de cada caso, no olvidemos que la dureza de los tratamientos también puede afectarnos físicamente, y eso también va a generar diferentes emociones. Nuestros seres queridos también se van a ver afectados de un modo u otro, y esto puede alterar también toda la dinámica familiar y provocar situaciones muy difíciles, en las que no se sabe cómo actuar.
Es cierto que cada persona reacciona de un modo diferente, pero tanto si hablamos del que padece la enfermedad, como de sus familiares, todos se van a ver sometidos a cambios que pueden poner a prueba sus emociones, o intensificar otras que ya estaban presentes.
Un apoyo psicológico adecuado puede ser de gran ayuda durante todo el proceso, pocas personas están preparadas para afrontar lo mejor posible una situación así, pero la buena noticia es que podemos aprender, conocernos y entender lo que nos sucede, para así poder afrontar la enfermedad lo mejor posible.
¿Cómo trabaja la Psicooncología?
En primer lugar, se trata de que la persona que acude a consulta comprenda el impacto de la experiencia que está viviendo, y que aprenda a no juzgarse por sentirse de un modo u otro. Con frecuencia me he encontrado con personas, que, a parte de estar enfrentándose al diagnóstico de un cáncer, se sentían culpables por no ser lo “suficientemente positivos”, incluso temían que esa falta de positividad pudiera empeorar su estado físico. También los hay que tratan de proteger a su familia al máximo y se exigen seguir adelante como si nada.
Es importante dejar claro que aunque cada uno puede reaccionar de un modo distinto, en general es normal sentirse sobrepasados, tener miedo, sentir rabia o culpa, estar tristes, o estar en shock con el impacto inicial del diagnóstico. Forzarse por estar bien, o positivar la situación no es lo más sano psicológicamente hablando, ya que estaríamos ignorando cómo nos sentimos en realidad, y de ese modo no podremos canalizar esa emoción. Así que, un primer paso es comprender y aceptar nuestras emociones, y a partir de ahí ver qué podemos hacer para sentirnos mejor.
Como en cualquier otra intervención psicológica, cada paciente que acude al Psicooncólogo tendrá unas necesidades diferentes que el terapeuta se va a encargar de evaluar, así podrá intervenir de la forma más eficaz, para abordar cada uno de los problemas que se planteen.
La intervención será diferente dependiendo de en qué fase del tratamiento esté la persona, de su estilo de afrontamiento, del pronóstico de su enfermedad y de las implicaciones que tenga a nivel físico. Así habrás sesiones de counseling y sesiones de intervenciones en situaciones de crisis.
También se tiene en cuenta si ya había algún tipo de problema previo al diagnóstico, la intervención no puede ser la misma si la persona ya tenía un trastorno de ansiedad, o síntomas depresivos antes de saber que tiene cáncer.
Habitualmente se trabaja la autoestima y la adaptación a los cambios físicos que se pueden producir; la comunicación, para favorecer la expresión de emociones y necesidades en el núcleo familiar. También se busca el mejor modo de organizar el día a día, tratando de aceptar las limitaciones que pueda haber, pero procurando mantener aquellas actividades que sirvan para mejorar a nivel físico y emocional. Otro aspecto a trabajar será la ansiedad, quizá la emoción más presente en pacientes oncológicos y sus familiares. La incertidumbre va a estar presente durante todo el tratamiento, y después, cada vez que se sometan a una revisión. Así que, aprender cómo gestionar esos miedos va a ser clave para ellos.
Un apartado importante será como lidiar con el malestar físico o los efectos secundarios de los tratamientos, las necesidades serán muy distintas en función de cada paciente, pero existen muchas estrategias que ayudan a gestionar lo mejor posible el dolor y los síntomas físicos.
Por supuesto, en los casos más graves, el objetivo principal será ir preparando al paciente y su familia para el momento de la muerte y la pérdida, siempre desde el respeto a la voluntad del enfermo, pero buscando el modo de favorecer que hable de sus miedos ante ese momento con libertad.
Sea cual sea el caso, un apoyo psicológico adecuado, brinda una mejor calidad de vida para el paciente y contribuye a disminuir el malestar durante todas las etapas de la enfermedad.
Autor: Stella Tunzi Gutiérrez
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Miembro del equipo del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra
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