Por Stella Tunzi
Llega la Navidad
Las calles se llenan de luz, de decoraciones coloridas, los villancicos suenan por todas partes, los anuncios nos recuerdan la felicidad de reunirse, celebrar, compartir. Nos rodea un ambiente festivo, la Navidad se acerca y con ella parece que todos tendríamos que sentirnos alegres y con ganas de celebrar.
Pero.. ¿Qué pasa si no es así?
Para muchos estas fechas reabren o agudizan el dolor de haber perdido a alguien, y probablemente nos conectan con la idea de lo que no está presente en nuestras vidas, sin embargo, es complicado sentirnos libres de sentir esa tristeza. Para otros, la familia está muy lejos y les conecta con la soledad, mientras que para muchos la idea de reunirse es sinónimo de conflicto familiar y deciden no llevar a cabo las típicas reuniones de tan conocidas fechas.
Por una parte, somos nosotros mismos los que nos imponemos estar bien. Conectar con la tristeza duele y no es agradable, así que caemos en la idea de que lo mejor es ser fuertes y procurar evadirnos. Y como muchas veces las Navidades nos ofrecen unas cuantas distracciones, decidimos forzar unas emociones que no sentimos, y nos obligamos a acudir a los compromisos que tenemos, creyendo que nos servirá para estar mejor.
Por otra parte, el entorno también nos empuja, es complicado estar al margen del ambiente festivo y las bromas en las reuniones navideñas, así que nos sentamos y ponemos buena cara, tratando de entrar en ese estado de ánimo. Sin ir más lejos, recuerdo un año en que a pesar de haber perdido un ser querido unos días antes, al final me dejé convencer por todos, me uní a mis amigos y salí por Fin de Año. Es verdad que me distraje, pero casi todo el tiempo me sentía completamente fuera de la situación, todo me resultaba un esfuerzo: seguir las conversaciones, escuchar la música, bailar…Es cierto que no estaba rota por el dolor, pero me engañé creyendo que debía empezar el año tratando de estar alegre, porque la verdad es que no lo estaba, y eso no cambió porque saliera y me rodease de gente que se divertía.
Incluso aunque elijamos conectar con lo que sentimos de verdad y quizás hasta aislarnos, no resulta fácil que los demás lo entiendan. Desde su mejor intención los familiares tienden a pensar que no se debe dejar sola a una persona que vive un duelo, mucho menos si es en Navidades y suelen insistir en forzarles a estar en compañía. Sin llegar a comprender que cada uno tenemos necesidades diferentes, que a veces estar con nosotros mismos nos ayuda a vivir nuestras emociones y por lo tanto también a superar momentos difíciles.
El mejor modo de superar una pérdida es no forzar ningún tipo de emoción y no juzgarse, ni por sentirse con ánimo de cenar en familia y cantar villancicos, ni por querer pasar esas fechas señaladas solos.
Sentír tristeza no es algo a evitar
Como cualquier emoción tiene su sentido y su utilidad para nuestro bienestar. Si estamos superando una pérdida, ya sea un fallecimiento o la ruptura de una relación, o por circunstancias, estamos lejos de nuestra gente o se hace complicado reunirse con los nuestros, es sano estar tristes durante un tiempo, sólo así conseguiremos elaborar ese momento vital a nivel emocional, y llegar al punto de aceptarlo con más serenidad. Si esa tristeza navideña surge por otros motivos, también puede ser un toque de atención que nos ayude a comprender si necesitamos algún cambio en nuestra vida.
En cualquier caso hacer como que no pasa nada solo servirá para agudizar y posponer esas emociones, que seguirán en nuestro interior hasta que nos permitamos escucharlas, y además puede desembocar en otras como la rabia o la culpa, que en muchos casos centraremos en estas fechas y todo lo relacionado con la Navidad.
No olvidemos que por más que pueda costar, nosotros podemos elegir como relacionarnos con nuestras emociones y con nuestro entorno.
Así que estas fechas son tan buenas como cualquier otra para conectar con lo que sentimos, y también para permitir que los demás lo hagan y escuchar lo que necesitan, sin imponerles lo que creemos que es mejor.
Porque...
No necesariamente todos se sienten felices en Navidad...
Autor: Stella Tunzi Gutiérrez
Psicóloga y Psicoterapeuta de MenteIntegra
Miembro del equipo del Instituto de Psicología Integrador MenteIntegra
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